El cielo está azul, te decides. Hace dos meses que te rompiste, por tercera vez, algo en la pierna derecha... la moto se quedó sin batería y después de muchas largas, te dijiste que sí, que querías cargarla de nuevo y a salir, una vez más, sobre ella.
Armas, pones la batería, pones los protectores, acomodas la bolsa de herramientas y colocas el asiento. Vas por tu casco. Dudas si ponerte o no el pantalón de motociclista para un viaje tan corto. Sacas el casco del closet, ligeramente polvoriento, los guantes viejos y rotos, la chamarra, siempre lista y marcada de mosquitos. Pones la moto fuera de la entrada de casa. Abres el switch...