Lo intenté pero no lo logré... irme a dormir sin festejar el aniversario número 25 de La Jornada, mi diario favorito era como un insulto, como un golpe bajo a un miembro de la familia.
debo haber comenzado a leerlo por ahí de los 19, primero entusiasmado por las Histerietas (El señor cabeza, la tetona mendoza, los mamelucos-punk y tantos monos de primerísima calidad), luego por los reportajes y entrevistas a escritores famosos y chéveres. Después fue el 94 con el zapatismo: el único sitio donde podías leer lo que pasaba con Marcos era ahí.