Hace dos días me desperté con unas ganas enormes de escribir. Y cómo no, si hace más de dos meses que sólo pienso en ecoturismo, planes de operación, desarrollo sostenible, términos de referencia y proyectos piloto. La vida, uno olvida, tiene más que eso.
También existen la agricultura de amistad, la hidroponia cultural, la siembra bibliográfica, y el cultivo deportivo. Es sólo que uno se vuelve adicto al trabajo: un torbellino de acciones que te bombardean intensamente en el teléfono, el correo, la oficina, la calle, enfin, en cada punto de contacto. En ocasiones me pregunto cómo es posible que estemos en busca de calidad de vida para otros si aún no la hemos encontrado para nosotros.