28.4.13

[Reflexiones] Sección de neologismos: El auténtico refusionismo

Hace unos minutos tuve una charla con una erudita (en ciernes) que estudia el documentalismo y cuando le comenté que estaba por revisar un artículo -coautorado- sobre el que nos pidieron algunas correcciones, me dijo que esperaba que lográsemos el objetivo y que no le parecía tan complejo pues soy "re-fusión."

Y ahí nació el término: el refusionismo. Paso ahora a adicionarle una descripción.

Refusionismo. Neologismo compuesto por tres vocablos: re, prefijo aumentativo del argot mexicano (como en re-inteligente o re-loco); fusión, que se aplica en este caso al aprendizaje derivado de la fuerte heterogeneidad formativa  (experiencias de viaje, labora y academia por el mundo) y el sufijo ismo, que se aplica a sustantivos que señalan doctrinas o maneras de actuar (como en colonialismo, heroísmo, socialismo o el tristemente célebre sospechosismo -ideado por el sr. Creel). De acuerdo con los estudiosos, se debe su origen a las locuras del andar y del ego reinterpretadas por una socióloga del documentalismo.

Circúlese, ábrasele un espacio en la wikipedia y una petición formal para su aceptación en la RAE.


26.4.13

[Investigación en Turismo] Cuando las políticas actúan / Tucumán, vitivinicultura y bicis...

"El congreso de Tucumán declara de interés provincial la vitivinicultura y establece unas ciclovías para festejar el bicentenario de la independencia."

Interesante ver cómo las políticas se convierten en acciones y las acciones en políticas. Una nota que muestra cómo los cambios que vienen respaldados de políticas tienen una mayor cohesión. Veremos cómo se transforman ahora en acciones concretas.

nota acá: http://hostnews.com.ar/index.php/news/667/16


14.4.13

[Reseña] Bolívar, de John Lynch. (3 y último),

“ Así nació el culto a Bolívar, y él pudo por fin reunirse con su Venezuela natal, un país sin una prehistoria distinguida ni una experiencia colonial destacable que sólo se había hecho grande con la independencia que él se había encargado de conquistar en su nombre” (Lynch 2006: 400). 

Los tres o cuatro últimos capítulos del libro de Lynch sobre Bolívar son para mí los más interesantes. Refiere a la liberación del Perú, a las historias de Manuelita, a la creación de Bolivia, pero sobre todo al desmoronamiento de la Gran Colombia y al mismo tiempo, del gran Bolívar. 

9.4.13

[Reseña] Bolivar, de Lynch. Historias pasadas, pasados que regresan (2/3)

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Después de un fuerte trabajo durante el día y de una frugal cena en un pueblo cercano a Toluca, me di cuenta cómo algo tan simple como lavarte las manos con un jabón desconocido te puede llevar de vuelta a tu pasado: los olores me regresaron a la Francia de mi infancia. Curiosas asociaciones, las de los sentidos.

Pero ese no era el punto. Sigo contando la historia de Bolívar según Lynch.

El Glorioso (como le llamara alguna de sus amantes) dejó Colombia para liberar Ecuador. No hacerlo suponía un riesgo de invasión desde el sur. En Guayaquil se encuentra con San Martín y no consiguen ponerse de acuerdo (¿Quién ha visto a un argentino ponerse de acuerdo con un venezolano? Ups, respondan los que quieran) porque uno quiere al puerto para Perú, el otro para Colombia. El asunto es que San Martín decide dejar el camino al Libertador (“Bolívar y yo no cabemos en el Perú”), quien pronto se arrepentirá de su paso por el Perú: país complejo en el que los realistas luchan contra los liberales y al mismo tiempo los indígenas contra los criollos, pero prefieren a los conservadores antes que abrirle la puerta a los colombianos. ¡Ay, mi Perú, siempre tan indeciso!

7.4.13

[Reseña] Simón Bolívar de John Lynch – lo bolivariano – (1/3)

Debería ir al grano para contar acerca de esta última lectura, pero haré un breve desvarío sobre la vida en mi ciudad natal, en la que estoy desde hace un mes y medio de forma interrumpida.

  En mi ciudad leen los académicos, las familias se reúnen, y los amigos se emborrachan. Es una vida simple: hay muchos bares, frecuentados por quienes pertenecen a la correspondiente burbuja; hay una buena media docena de reuniones familiares por semana y es de mala educación decir que no vas –peor aún, que no tienes ganas de ir-. Si no hablas de las mismas cosas que a los demás les gustan o adulas las forma de vida local, te llaman constipado social. (Y mira que celebro la sagacidad del creador de mi nuevo apodo).

  En estas condiciones, hallar un oasis de tiempo para hacer una lectura fuera de la burbuja familiar es una búsqueda compleja. No niego que sea rico emborracharse con los amigos o convivir con la familia, pero habría que pensar en dedicar un momento a la formación neuronal, sobre todo en condiciones en que cada borrachera te hace perder algunos miles.

  Pero hoy lo logré. Si antes los domingos había recomendación de película, ahora hay de libro; sin mis bocinas que quedaron en porteñoland, ver cine en la compu ha dejado de ser atractivo.
  Después de terminar con la lectura de Los protocolos de los sabios de Sión, al que dediqué varias mañanas –sólo para darme cuenta que en efecto todos quieren dominar al mundo de la manera más despótica posible-, seguí con Simón Bolívar, de John Lynch.

[Reflexiones doctorales] ¿Dónde están los doctores mexicanos?

Pues esta nota de la Jornada dice que de 30 mil doctores que hay en México (la cifra me parece un poco baja, pero no inverosímil), 11 mil están en USA, y eso sin contar a los que están en otras partes del mundo.

Nada nuevo bajo el sol en un país en el que los intelectuales son tan despreciados por las clases bobernantes (iba a escribir "gobernantes", pero me gustó el juego de palabras) y empresariales, que prefieren a un títere y a su consorte actriz de telenovelas en la presidencia.

Viva México! Buen domingo.

PS: Acá la nota: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/04/07/123016743-alrededor-de-11-mil-mexicanos-con-doctorado-residen-en-eu