Última parte de la reflexión viajera...
R. El turismo como monocultivo es letal; todos los monocultivos y modelos de negocio basados en un sólo atractivo terminan por sepultar a su creador. ¿Acaso lo entenderemos algún día? El conflicto en este concepto es que al mercado le interesa la producción en masa y la especialización para responder al sistema capitalista: mayor oferta = mejores precios = competencia = mejor calidad. Todo a costa de la diversidad.
S. 10 años han pasado y Cancún sigue ofreciendo lo mismo: sol, mar, confort. Cada vez pierde más adeptos, utilidades y muestra la sobreexplotación de los recursos, así como el nulo interés por convertirse en una verdadera ciudad con una oferta cultural, con urbanística, con una amplia oferta educativa. Lo más fuerte: la Riviera Maya sólo copia el mismo modelo. Playa del Carmen y Tulum van hacia allá. (clic a seguir leyendo)
T. Todos deberíamos reinventarnos cada determinado tiempo. Siento que algunos de mis amigos (¡Y tal vez yo también!, pero como siempre, es difícil verse en el espejo) continúan aplicando las mismas fórmulas de ayer: las exitosos podrían mejorarse, las que no lo han sido, podrían convertirse en oportunidades nuevas: date el tiempo de mirarte en retrospectiva, de cuestionarte, de digerir lo que has aprendido y de dar un salto para intentar algo diferente. ¡Nadie termina de aprender!
U. El desánimo sobre el manejo del país está a flor de piel: economía, seguridad pública, políticas sociales y manejo de los negocios son temas candentes en los que la mayoría muestra su descontento sobre la forma en que están siendo llevadas. ¿Es porque los que hace 5 años eran más jóvenes ahora sí se ocupan de la situación nacional? ¿Es un despertar de la conciencia ciudadana? Sin embargo y sl mismo tiempo ninguno toma acciones, lidera grupos o da pasos para cambiar algo. Se habla de represión, de desinterés, de miedo. ¿Qué será del 2012?
V. La experiencia de vida fuera de Toluca (ahora casi 10 años) ha sido muy buena en el lado personal y me ha permitido comprender muchas "formas" (como que en muchas cosas vivimos un mundo demasiado superfluo) y bastantes "fondos" (que lo que realmente importa son otras cosas como lo que somos, lo que queremos, nuestra relación con el mundo en que vivimos). Todas son diferencias que se viven con los cinco sentidos, pero no siempre están a primera vista: muchos simplemente seguimos un modelo de vida sin cuestionarlo en lo más mínimo, sin darnos cuenta de las fallas en su diseño (que al copiar maximizamos). Aún no hay quien plantee una opción distinta.
W. Definitivamente, mi manera de ver el mundo ha cambiado. No es falta de cariño hacia los que quiero, es sólo una modificación sobre el concepto de éxito, del propósito propio en el mundo y de una lucha que he convertido (para bien o para mal) en un esfuerzo personal contra la acumulación y el mundo de lo superfluo: en un planeta en el que millones apenas sobreviven, no es justo ir hacia la opulencia. Es una cuestión de principios y de ética personal.
Esta manera de pensar me hace difícil integrarme a grupos con los que antes convivía; confieso que me cuesta trabajo mucho comprender nuestras distintas maneras de pensar: no quiero cambiar a nadie, pero... ¿ya vieron que el mundo es ancho, grande y de todos?
X. Un viaje tan apresurado apenas me ha permitido ver a los amigos y familia, pero no me ha dejado tiempo para sentarme con ellos (salvo unos cuantos) y hablar de lo que nos importa en la vida, de filosofar, de soñar, de preparar nuevos pasos, de imaginar el futuro. Es una pena viajar tanto para hablar tan poco.
Y. Triste, muy triste, pero real: el mundo tiende al materialismo, al economicismo, a la satisfacción del corto plazo y a seguir la carrera de la competencia en que vale más el que más tiene. El mercado es quien impone las reglas; la filosofía es letra muerta.
Z. La discusión, el debate han sido ofuscados. Muchos temen la represión, otros sólo sufren desgano. ¿Yo? Soy parte de los idealistas que se han ido y a los que se puede acusar de abandono; pero más allá, pareciera que hay un cúmulo de profesionales que no se sienten libres de hacer su trabajo: el político no dice todo porque no lo dejan; el profesor se siente mal pagado y percibe presión al interior de su trabajo que lo intimida a decir lo que piensa; los empleados prefieren callar para no molesta a los jefes... por ende, los viejos no discuten, los jóvenes no debaten, los adultos no sueñan y la sociedad se dobla sobre sí misma en un círculo perfectamene vicioso en que nadie tiene la culpa, sino el sistema: ese ser amorfo, impersonal, incorpóreo que todos temen pero nadie conoce. Se terminaron los caballeros, los héroes, los luchadores sociales, ahora se baila al ritmo de la música y se busca el provecho cortoplacista personal; en la era del capitalismo, las sociedades importan cuando responden a sus propios intereses (superación económica, reconocimiento social y éxito en las redes sociales). Chau Ché, nos vemos en el twitter.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario