Iquitos. Al fin.
Después de 3 días llegamos a Iquitos. En el puerto se aglutinan los motocaristas, los que te ofrecen su hospedaje... pequeña nota técnica: no bajé en Iquitos, sino en Nauta, a sólo 95 kms de Iquitos por
tierra, pero a 10 horas en el barco. Decidí ahorrar ese tiempo y resultó correcto porque pude visitar un poco la ciudad y comprar un boleto para salida de barco rápido a Santa Rosa-Leticia-Tabatinga, el
espacio geográfico trinacional en el que inicia el Brasil.
Iquitos debe haber sido una ciudad única y excepcional en su momento, hoy es sólo su sombra: si bien llena de sol e iluminación, lo único que destaca es la basura y la pobreza de una ciudad que perdió el negocio que la creó: el caucho. Ahora los viejos y famosos edificios que algunas vez construyera el oro plástico, pertenecen a la policía, están abandonados... triste pero cierto: Iquitos perdió su sol.
En el último tramo del barco continué leyendo a Mac Cannell. Excelente. Sus artículos "Naturaleza S.A.", "Cultura Blanca", "La restauración de la estatua de la libertad" y otros hacen pensar mucho:
hegemonía, ritual, símbolos. Aunque no quiero, termino por ponerlo en acción en mis observaciones de Iquitos... no cabe duda que es de lo más interesante.
Ultimas reminiscencias del barco: mientras estás realizando actividades que no deberías contar por decencia y en posición cuasisentada, te caen las gotas frías de la ducha... viva la comodidad! En fin, Iquitos pasa muy rápido. Todos los hostels terriblemente sucios (evita el "del Francés"), salvo uno nuevecito que depende de un hotel "la casona". Aunque incómodo, está con una semana de antigüedad, así que vale la pena. Imagino que es mucho mejor que otro que veo en
el camino y se llama: "Punto G"... gegege...
Consigo un pasaje en un barco rápido que hará en 10 horas lo que hicimos en 2 días. Necesito ganar tiempo para llegar a Natal el 12 y parece que ahí voy. El Miércoles a las 6:20 salgo en el Golfinho que
me cobra 70 USD, pero avanza mucho más rápido que el "normal" que tomaría 2 días más... y saldría un día despues. Recuerdo que muchos me dijeron (y también haberlo leído) que el viaje era largo y aburrido. No hice caso, pero en cierta forma es así. La selva no se disfruta desde un barco sino viéndola de cerca. Gracias a Rainforest tuve la oportunidad de conocerla de otro modo y ahora me
digo que en verdad fue una experiencia mucho más valiosa de lo que pensaba. Pero el hombre es necio y busca repetirse y repetir los errores de otros... si no, ¿Por qué se casarían tantos humanos a la
semana?
Al fin, después de embarcar y salir más o menos a tiempo, estoy llegando a Santa Rosa (el lado peruano de la frontera trinacional). En el camino, la amazonía en su esplendor: luz, sol, un río que por
momentos tiene al menos un kilómetro y medio de ancho... pero aún la seguiré por muchos kilómetros más, así que me preocupo por lo mundano: la llegada a la frontera peruana es fácil y no faltan los "promotores" vendedores", "acompañantes" que te dicen lo que tienes que hacer para
los trámites de salida y entrada al Brasil y terminan por venderte su hospedaje.
El que me vendieron ("Bagpackers") es terriblemente malo pero muy económico (sólo 15 reales, unos 8 USD). Me sirve de base de llegada y finalmente decidiré pasar en él las dos noches que estaré en
Tabatinga. Este lado, el brasilero, es bastante feo; el peruano igual y sólo se salva un poco el Colombiano, Leticia (ay! qué recuerdos!), en donde encuentras buena comida, buena (relativamente buena) conexión de internet y un espacio con más cara de ciudad. Al menos tiene un museo, una plaza, una zona comercial... las otras dos son como cualquier frontera: temibles, raras y peligrosas. Hay que caminar con los ojos bien abiertos.
Tabatinga pasa rápido entre las dos ciudades y mañana ya parto hacia Manaos, digamos que la verdadera entrada al Brasil. El viaje en bote rápido es extremadamente caro (250 USD!!), pero la otra opción era esperar al sábado y tomar el barco que por 100 USD me dejaría en Manaus el martes, mientras que de este modo, salgo mañana viernes y estoy en Manaos sábado por la tarde, es decir 36 hrs. Si todo sale bien, pasado mañana escribo desde Manaos, ya mucho más cerca de Natal (bueno, digamos que la mitad del camino), pero con un poco más de tiempo y dentro del país. Creo que asi recupero el tiempo necesario para llegar a tiempo a la boda del loco suizo que no pudo buscar un
lugar más lejos para casarse... aunque estoy seguro que él responderá que es el más lejos para mí, pero el más cercano para sus amigos europeos.
Este mensaje continuará y en algún momento tendrá las fotos correspondientes.
Estoy inspirado y ya no tengo miedo de casarme lejisimo... que Samuel va estar a mi lado, jaja. Buen viaje buddy! Blake
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