Despues de casi 20 horas de viaje saliendo de Pipa, llegué al fin... Salvador de Bahía. Otrora capital del imperio portugués, ahora patrimonio de la humanidad -dixit UNESCO-. Una ciudad enorme, en todos los sentidos: culturalmente rica, arquitectónicamente asombrosa y humanitariamente bella. "Las mezclas -decía el profe Rafa Serrano-, hacen cosas maravillosas" Y la verdad es que tenía razón. Las mujeres son de lo más lindo. Desafortunadamente, la vida en Brasil es cara por lo que no puedo probar todas las delicias locales ni llevar vida de rey, pero me encantaría.
Pero Salvador no es sólo una parte linda: como todas las grandes ciudades, tiene una linda zona bien cuidada y un enorme espacio urbano dejado en manos del capitalismo en el que los pobres recogen la basura, viven en favelas, son cazados por la policía y los ricos viven en edificios de nombres rimbombantes, con mucha gente a su servicio. Islas, islas, islas de la desigualdad. Nuestra realidad latinoamericana sin muchas esperanzas de cambio.
Las fotos podrán probar también la enorme influencia portuguesa y porqué el Brasil, aunque tiene toda la potencia (como muchos países del río Bravo al sur) para ser un país fuerte y en el que su gente tenga mejor calidad de vida, no lo logrará. La iglesia, los ritos de origen africano, el futbol, Skol y Shin (las cervezas locales), la samba, el carnaval (próximo a llegar en marzo) y el hedonismo son sus opios, lo que mantiene al pueblo en esa olla de calor social en el que se suda pero no se muere, en donde "Dios aprieta, pero no ahorca" y así, donde basta con que unos cuantos escalen la escalera de la economía para que los demás fijen sus esperanzas y crean que también lo lograrán... desafortunadamente, pisoteando a los que antes estaban en su mismo nivel. No existe la posibilidad de alcanzar la equidad en las condiciones actuales... y si no, pregúntenle al coheficiente de Gini del Brasil: uno de los más altos del mundo. En fin, eso es lo que se aprende cuando se viaja.
Pero más reflexiones vendrán en unos días, con las conclusiones de este viaje. Por lo pronto, paso de nuevo al mundo del centro histórico y patrimonio mundial, donde internet vale 3 reales la hora cuando 10 cuadras más al centro vale sólo 1,50. La desigualdad existe?
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