Este blog también ha cambiado en los últimos años. Tal vez quienes siguen al Andaryego recientemente se sorprendan con este post, pero lo cierto es que antes acá se filosofaba mucho.
Un doctorado, unos años rodando y el saberse leído por menos público anónimo y más gente conocida hace que uno se piense más lo que escribe... y a veces no tenga tiempo ni para pensárselo.
En fin, en todo caso, quería compartir esto. Tal vez mis contemporáneos lo vivan de forma similar. Cómo cambian los tiempos, Venancio... ¿qué te parece?
Hoy me vi pasar.
Era yo. Llevaba, como hace casi diez años, mi barba de candado. El
cabello corto, como desde el dia que decidí que llevarlo mas largo era
una perdida de tiempo, un gasto de shampoo y un exceso de ego: mirarse
al espejo para peinarse... Como si no me conociera lo suficiente.
También llevaba mi mochila al hombro, pantalón de vestir y camisa sport.
Azul, creo. Los mocasines negros bien lustrados. Seguramente, dentro de
mi mochila estaba mi lap top, una libreta y las cosas de siempre: una
lapicera, unos chicles, el impermeable y basura que nunca me atreví a
botar en la calle.
Pero mi mochila no era la misma. Aquella viejura gris que
tiene el cierre principal roto; ésta era azul, más limpia que nunca. Y
yo no era yo. Era tal vez uno de mis "yo" pero no era el mismo: era un
yo de ayer, ese que lleva los zapatos limpios y se preocupa por tener
una barba pulcra; el que piensa en el éxito y el dinero, que trabaja
para una gran empresa que le paga bien y le da escritorio, buen puesto y
treinta días de vacaciones al año.
Ese yo era tan parecido a mi que pensé que realmente era un
desdoblamiento. Pero asi como vi la mochila y la barba, vi después que
los zapatos no eran aquellos que compré hace casi diez años y que han salido tan
buenos que da gusto. Y terminé por darme cuenta que mi yo actual tiene
mas edad y menos ataduras ("sueltablandas", pensé entre mí), que no tiene un sueldo
fijo ni un jefe; que ha venido transitando por otros caminos y que está
entrando en una nueva época, la del descubrimiento personal del "para
qué":
¿Para qué trabajas, para quien lo haces? ¿Por qué ya no te da lo
mismo estar en un lugar que en otro? ¿Qué caso tiene seguir avanzando si
no está clara su utilidad?
En definitiva era yo ayer, pero hoy soy yo. No sé quién seré mañana, pero
es claro que el yo que quiero ser no es un cualquiera como aquél. No es
como ése que vi: un quien con una mirada ambiciosa y personalista; no, mi yo es
útil, práctico; ayuda y mira el futuro desde su experiencia y
esperanzas, no sólo desde los sueños personales.
Siento que se acercan los 40, los
espero como un buen marino, con el pie firme.
querido amigo...que bello texto, no temas a los 40 se inicia una etapa gloriosa...
ResponderBorrarAmé tu texto.
ResponderBorrarA seguir, querido andariego.