De la astrología ósea al esoterismo de las partes
Para la mujer de olas, Chayo, Yvo y Gaby.
(y para Julieta Campos, que hubiera coincidido con ustedes)
Tuvieron que pasar cuarenta años para vivirlo en carne (y hueso) propia: cuando te quiebras algo, duele. Molesta en el ánimo, la salud, el orgullo y el bolsillo. Primero yaces inmóvil en una cama, luego intentas levantarte y andar, después tratas de saciar el hambre haciendo platos sencillos y al tiempo emprendes unos pasos tratando de dominar las muletas.
También descubres quién te quiere, te recuerda y siempre está cerca. Entrañables, los amigos que vienen al rescate, los vecinos, la familia que deja sus cotidianidades y te cocina, ayuda y hasta colabora para tu sobrevivencia cuando has optado por la solitud y teórica independencia. Con una pata rota, eres tan independiente como un niño de tres años.
Pero también descubres otras cosas: explicaciones de todos cortes y estilos a tus males. Para algunos, son simple errores de la vida y no hay más que aguantar y recuperarse. Sufrirlo un poco, levantarse y andar, como lo hizo aquél. Pero los humanos necesitamos poblar con fantasmas el vacío, como lo dijo Maupassant en El horla: el exceso de soledad, el poco convencimiento sobre la naturalidad de los eventos, la búsqueda del destino y del significado nos hacen buscar explicaciones. Como si no bastara con decir que los errores se pagan.
Más de tres personas me dijeron que mis fracturas (y mi doble accidente, porque hay que reconocer que ni fue cualquiera cosa, ni fue una pieza de un solo acto) tenía explicaciones más allá de la ruptura y el fracaso. Eran mensajes: energías rotas, deudas pendientes, explicaciones esotéricas, necesidades de tratamientos minerales, desestabilizaciones mentales y hasta desequilibrios menstruales (¿míos, de mi abuela, de la esposa que no conozco? ¿o dijeron mensuales?) o SMS (¿Whats App?) de Dios, que me quería comunicar algo importante.
Uno de los mensajes decía: "Los huesos representan la estructura de las leyes y principios del mundo [...] cuando hay fractura, esta es la indicación de que vivo actualmente un conflicto interior profundo [...] rebelión o reacciones frente a la autoridad... Los huesos representan también el sostén la estabilidad y una fractura puede ser un aviso de que he de separarme de mi pasado..."
Otro decía que "la fractura indica claramente que se ha olvidado el imperativo de la finalidad de una evolución, por lo que el cuerpo tiene que romper con lo viejo para permitir la irrupción de lo nuevo. El individuo exagera el movimiento y la sobrecarga o hiperactividad se acumula hasta que el punto más débil cede. El hueso representa en el cuerpo el principio de la solidez, de las normas que dan un punto de apoyo, y también al de la anquilosis. El hueso anquilosado es frágil y no puede cumplir su función [...] Una fractura nos señala en el plano físico que se ha pasado por alto un exceso de rigidez de la norma en el sistema psíquico. El individuo se había hecho excesivamente rígido e inflexible. La persona, con la edad, suele aferrarse a sus principios con mayor rigidez y pierde su capacidad de adaptación..."
Separarme de mi pasado, rebelión frente a la autoridad, hiperactividad, necedad, conflicto interior profundo... Explicaciones tan duras como la nota que nos hicieron en el periódico cuando sufrimos el primer accidente: [según ellos, yo sufría] traumatismo craneoencefálico grave [sólo por no quererles dar mi nombre para que no lo pusieran en la nota roja!].
Por poco y me mata la prensa... Y de hecho, faltó apenas una minucia para que me convirtiera en el monje que vendió su BMW. Por suerte estudié Ciencias Sociales (para conservar la BMW, claro!!). Así que después de mucho pensar, de llorar unas cuantas veces y de mucho leer, decidí que podría plantear un "Remedio para las fracturas de pie". Éste es el texto:
Amigo fracturado, accidentado, malherido, paciente que sufre los estragos de una fractura: para ti escribo estas palabras. Tómalas en consideración o deséchalas, pero al menos acércate al verbo del humano social, del ser que cree que el Homo Faber es la mejor explicación que tiene nuestra humanidad y que no hay más explicaciones que las que queremos buscar.
Eres libre de decidir si le crees a la Astrología ósea o al Esoterismo de las partes (total, hasta los chinos y los arqueólogos interrogaron, leyeron -y siguen leyendo- los huesos), pero te digo que lo mejor es ponerte firmemente en el espejo -en posición de ave unípata y ayudado de las muletas, en perfecta posición de 90 grados respecto el cielo, a no más de un pie de tu pie, y mirándote fijamente a los ojos repite las siguientes palabras:
Salmo 1: He decidido que no me quiero quedar quieto (Repítelo 5 veces).
Salmo 2: Mi propósito en la vida fue viajar y lo seguirá siendo (Repítelo 3 veces si en el último año fuiste a Cancún y 5 si no saliste ni a Tuxpan).
Salmo 3: A curarse y seguir. A moverse, a andar, a producir. No importa que los gnomos, las gárgolas y los perros callejeros ladren o goteen a tu paso. Ve ahí donde te valoren, acércate a aquellos humanos a los que puedas aportar... Siempre pensando en el viaje.
Salmo 4: Nadie me limitará, nada me detendrá. soy un ser de espíritu fuerte y pata débil que resucitará en Ave Pelícano y pasará su vida con las alas extendidas y la pata encogida, para probarle al mundo su virtud; en el camino dejaré libros, textos, blogs, imágenes sueltas. Me desprenderé de todo lo mundano y banal. Soy hercúleo y nada me detendrá: el mezcal, el tequila, el dinero y las mujeres serán mi herramienta para alcanzar el Nirvana unípato. De los apegos, me despego.
Amen (y salud).
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