Quisiera hacer un largo y tendido análisis de la situación actual en el país, pero me temo que siendo mis tiempos tan estrechos, termine el texto una vez que estos hayan dado un vuelco inesperado. Me decido a hacerlo a mano alzada, con la esperanza que pueda ser leído por alguno de los organizadores de las asambleas interuniversitarias o miembros de la sociedad con poder de "llegada" con grupos líderes. Escribo con el mejor ánimo y pido se comprenda, no como una denostación del esfuerzo actual -que valor, respeto y admiro- sino como un aporte crítico con todo el ánimo de mejora.
Creo que el movimiento que ha iniciado con la exigencia de regreso con vida de los 43 normalistas es una excelente oportunidad para conseguir cambios arquitecturales. Desafortunadamente, me parece que puede quedar corto si se radicaliza o enfoca únicamente a este tema, pues hay otros igual de importantes que sumados, podrían convertirse en un cóctel poderoso que movilizaría otros elementos de la sociedad. Trato de poner mis ideas en orden y lo divido en 5 aspectos:
A. Otros elementos: no es Ayotzinapa, son muchos asuntos que tienen a la población en la zozobra. Entre los principales: violencia exacerbada (Tlatlaya, San Fernando, Luvianos, etc.); fuerte corrupción al más viejo estilo PRI (desde Oceanográfica hasta la nueva entrega del tren rápido a la empresa china y parientes de Salinas); crisis económica (baja del petróleo y devaluación potencial); rechazo a los mecanismos de consulta popular (energética, salario mínimo y hasta plurinominales); paro del IPN (obligado a negociar con un interlocutor -Chuayfett- con mínima autoridad moral); reforma educativa, inacabada; y; reforma fiscal, que tiene a los empresarios muy inquietos. Todos estos elementos están ahí, pero no hemos logrado reunirlos en demandas concretas.
B. El discurso: Ayotzinapa es el elemento aglutinador, pero no el fondo del asunto. Saberlo capitalizar es central: Ayotzinapa significa descontrol del gobierno y colusión con el narco; el narco significa corrupción; corrupción significa políticos y autoridades sin crédito; autoridades sin crédito significan una SCJN coludida y todo esto es un caldo de cultivo para la violencia. Si a eso le agregamos que en enero de 2015 aplican las reformas fiscales y el riesgo de devaluación por exceso de endeudamiento se fortalece, significa que hay muchas personas más que podrían estar dispuestas a anexarse a un movimiento que exija que se reviertan estos cambios... Gritar por Ayotzinapa y los 43 es bueno, pero insuficiente: es necesario armar un discurso más potente. Por los 43 y por los miles de desaparecidos; por una economía que no está funcionando; por una justicia que deje de ser selectiva.
C. El público: Muchos quisieran participar en este movimiento pero no se animan: comerciantes, empresarios, burócratas, amas de casa, obreros, campesinos... El asunto es que son temerosos, tímidos, y aún construyen un buen 50% (o más) de su discurso diario con las mentiras de Televisa. Están -en muchos sentidos- desinformados. Se les debe acercar con cautela y respeto, pensando en sus preocupaciones, no sólo en las de quienes protestan. Éste es un punto esencial: saber concentrar todas estas demandas en algo que vaya más allá de Ayotzinapa. Tal vez que lo tome como icono, sí, pero que haga ver que el tema de los 43 es el resultado de todas esas cosas que no hemos querido ver: corrupción, manejo de medios, camaleonismo político, pérdida de institucionalidad y necesidad de replanteamientos éticos (no sólo de ellos, sino de nosotros mismos).
D. La geografía: Por primera vez en muchos años, el movimiento está haciendo eco en muchas partes del país: Monterrey, Chihuahua, Oaxaca, Chiapas, Mérida, Veracruz, Estado de México, DF, etc., y también está trascendiendo la geografía nacional: se vieron protestas en Sydney, Alemania, Francia, Argentina, España, Estados Unidos, etc. Enhorabuena, pero hay un problema: mientras las células internacionales replican y fortalecen la presencia exterior del movimiento, las nacionales muestran una gran desorganización. No se trata de reunirlas, ni de tratar de organizarlas (eso tomará mucho tiempo y requiere de un movimiento de largo plazo, cosa difícil de lograr sin una plataforma política), más bien, debería intentarse alimentar información, materiales y notas. Hacerlas disponibles para que se tenga un acceso público a ellas y que quien quiera, las utilice. Construir un discurso común. Por supuesto, las redes sociales hacen un excelente trabajo en ello que debe aprovecharse.
E. La exigencia concreta: Tal vez el punto central. ¿Cuál es el discurso que podría enarbolarse? ¿Cuál es(son) la(s) exigencia(s) que concentra(n) las demandas? Difícil, pero se me ocurren tres: 1) Renuncia del Secretario de Gobernación por incapacidad para gestionar las fuerzas policiacas y la paz social; 2) Sustitución de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con miembros aprobados por la sociedad civil, junto con una revisión de las reformas fiscal, educativa y energética, y; 3) Renuncia de Enrique Peña Nieto y convocatoria a elecciones extraordinarias en 2015, junto con las elecciones federales.
El reto central del movimiento es conseguir al menos dos de estas exigencias sin violencia. Probablemente a través de paros nacionales como los convocados. En estos se realizarían concentraciones donde diferentes sectores de la sociedad tendrían la palabra para expresar sus preocupaciones. Si esto se consigue, será posible aglutinar cada vez a un mayor número de participantes y alcanzar el éxito.
Generar una estrategia es urgente, pues sólo así se conseguirá evitar que se acuse al movimiento de todos los males del país, o que se termine por cambiar a todos los gobernadores y dejar gente "a modo del PRI". Recordemos que el modus operandi priísta es simple pero efectivo: cooptar, mentir y olvidar.
No dejemos que esto pase, ahora que tenemos una oportunidad de oro.
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