De vez en cuando es necesario salirse de su realidad y plantarse frente a la gran pantalla: también es alimento. El día de ayer deambulé un rato por la cartelera nocturna de las dos plazas comerciales de Oaxaca. Después de que los normalistas hubieron abandonado el lugar, las hordas del pueblo consumista, ávidas de #ElBuenFin acapararon los sitios de estacionamiento, muestra de que no estamos tan cerca del fin como pensamos: televisores, computadoras y teléfonos que serán usados para repetir, circular e intermediar las falacias de los políticos en turno salían escupidos por las cajas de los supermercados. Quemaron Soriana Ecatepec, pero se reprodujeron los Sorianas por el país. El monstruo tiene muchas cabezas y sólo las cortaremos cuando vayamos a la raíz de la ignorancia, al fondo del problema y ¿por qué no? al fondo de la pantalla.
¿Se imaginan que nuestros colegas normalistas tomaran los cines y metieran a la fuerza al pueblo para ver "La dictadura perfecta", o que en la puerta del supermercado les explicaran por qué deben comprar una tele, pero no para ver a López Dóriga, sino para hacer una retrospectiva del cine crítico o de documentales? Eso sería una lucha más gramsciana, más culta, más cercana a la que plantearon los teóricos del socialismo y comunismo: crear hegemonía, dar a conocer, hacer reflexionar... entrar por el lado positivo, no por la negación del sistema. Uf.
Pero no nos desviemos. Contaba que en ese deambular entre mis ideas, los autos y las pantallas de plasma me encontré con Birdman. El nombre me gustó y es innegable que me hizo pensar en aquella caricatura de mi niñez. Imaginarios. Stop. Pero fue la trama y el término humor negro lo que me convenció. Claro, mi pasión: la crítica, lo cáustico, el amor por el debate. Reforzaron el ánimo de verla el anuncio en sepia con un hombre que flota sobre la calle y luego la sinopsis que habla de un viejo actor que fue Birdman -un éxito taquillero de su época- y que ha pasado al olvido pero intenta refrescar su imagen montando una obra en Broadway al tiempo que batalla con la hija y ex-esposa. Lindo para una noche en que uno es lobo solitario.
No me decepcionó. Fue una especie de crecendo musical: primero un interminable sonido de batería que hace el sountrack en vivo dentro de la película y le da la emoción en el momento justo; luego un Michael Keaton que -en excelente momento de su vida- juega el rol principal: un actor secuestrado por su alter ego y su pasado, con unos deliciosos arranques de ira y emoción, capaz de levitar, con habilidades de telequinesia y rodeado de actores igual de explosivos, listos para llevar la obra al éxito un día y al rotundo fracaso el otro. Habíamos escalado el primer nivel cuando apareció Edward Norton para subir la adrenalina, e inflamar al elenco y a la hija de Keaton (para este momento llamado Riggan) y luego llevarnos tras las bambalinas de los secretos del teatro neoyorquino.
La ficción se sumó después y poco a poco se hizo más evidente el impresionante manejo de cámara de Emmanuel Lubezki que nos llevó literalmente por las nubes y el non-stop....
Stop. Stop. Stop. Contaría más, pero le quitaría méritos a algo que deberías ya estar buscando en cartelera y corriendo a ir a ver. Comedia negra, humor idem, golpes, ficción y los ojazos de Emma Stone... Y por si fuera poco -y eso lo descubrí al final, muestra de que soy el más desconectado de la farándula- con la dirección de aquel que en mi época era sólo un mono de la voz gruesa en WFM, Alejandro González Iñarritu. Stop, stop, stop. Corre. End of message.
BIRDMAN or The Unexpected Virtue Of Ignorance. Genre: Comedy; Directed By: Alejandro González Iñárritu; Written By: Alexander Dinelaris, Jr. , Nicolás Giacobone , Armando Bo.
Runtime: 1 hr. 59 min; Fox Searchlight
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