Lo que quiero decir es que cuando hay un poco de cerebro se puede hasta esperar un sexenio, o dos o tres, porque lo que tienes es a un aparato gubernamental y mediático en tu contra, pero cuanto tú eres tu propio enemigo, primero te tienen que "cambiar el chip". A menos que saquen toda la utilería política y nos presenten a un Peña renovado, o lo levanten como a Fidel Castro de algún lugar de ultratumba, o que echen a volar toda la maquinaria de fraude, acarreo e inmundicia (que podría incluir una alianza -más formal, porque por ahí anda una bastante informal- con el narco), me parece que el PRI está en el round 10, con el boxeador en KO y con muy pocas posibilidades de alegar juego sucio, foul, dopping o sustitución de peleador. El boxeador se atoró solito con las cuerdas.
¿Qué viene?¿El mejor mercadólogo del mundo? ¿Goudhini? Cuidado, mucho cuidado porque la bestia no ha dado su último golpe, que nadie se confíe.
Acá un excelente artículo de Javier Jiménez Espriú, que me animó a estas 10 líneas. Seguro les gustará. Un pequeño extracto:
El señor Peña –"puedo olvidar el nombre de un autor…"– no puede olvidar lo que no sabe y ha hecho evidente, no su falta de erudición, que no es necesaria en un político que aspira a ser presidente de la República, sino su ignorancia supina que, desde mi punto de vista debiera ser motivo de descalificación de quien aspira a la primera magistratura de la nación, de una nación multicultural que nos enorgullece, pero que en su caso, siendo gravísima, no es la única tragedia.
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