Si no me equivoco, fue Ariel quien me recomendó esta revista. Ariel, ¿qué Ariel? Hay muchos Arieles, hasta se dan en premios, lo sé, pero no, éste es otro Ariel. Uno de los dos que conocí en Argentina. ¿Casualidades de la vida? No: causalidades. Uno es pelirojo, el otro también; uno ama la lectura, el otro también; uno tiene ascendencia judía, el otro también... y así podría continuar con los tambienes, pero no son el tema de este post.
El tema es que uno de los dos Arieles me recomendó suscribirme a Orsai, una revista que comenzó siendo blog y después fue revista en línea para luego trasladarse al papel, a lo tangible, a lo coleccionable. Y luego se volvió historia.
Se volvió historia porque hoy que posteo esta entrada, les tengo que contar que es la última revista; es decir, la última Orsai. Y les tengo que confesar que no leí las 116 ni mucho menos. Leí una, o dos, o tres, pero también les tengo que confesar que las leí incompletas. ¿A quién se le ocurre sacar una revista cuando estoy estudiando un doctorado? Qué falta de visión.
En fin, pero lo que tienen que saber es que lo poco que leí siempre me gustó y me la imaginé en papel, me habría gustado tocarla, sentirla, olerla. Pero era complicado tocarla: primero estaba cerca pero yo carecía de presupuesto; después estuvo lejos y no contaba con ella en la cabeza. Al final nunca la tuve, pero sí la disfruté... y hoy la comparto, la última, para que se hagan fans y sean parte se lo que se vuelve historia, porque si algo hay de interesante en el Internet, es que podemos acceder a lo que nunca tocamos y a lo que ya no es parte del presente.
Gracias Orsai! http://issuu.com/revista_orsai/docs/orsai_n16
Ah! La buena noticia es que Orsai se va, pero llega Bonsai.
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