En lo personal, un discurso de esos que sólo le podrías leer al Gabo, a Saramago, a Borges... no sé, a un grande; de los que han pasado por muchas cosas en la vida y las tienen marcadas en cada una de las arrugas de la cara. Así, vale la pena llegar a viejo: con historias que contar, cosas que decir y gente que cree en ti y admira tu trabajo.
Dan ganas de regresar a ese viejo sueño de ser periodista algún día. Pensar que a los 20 me dijeron que esa podría ser mi carrera; que a los 32 me hicieron una entrevista para hacer una maestría en el tema en Argentina (y no me aceptaron!) y que ahora con 41, lo sigo pensando. Espero que nunca sea demasiado tarde.... Espero llegar.
Foto de La Jornada y acá el texto completo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario