27.11.22

[Reflexiones] Tintin: imaginarios, nostalgias y discursos


Haré un texto para hablar de uno de mis héroes favoritos de la niñez y al que re-visito con frecuencia: Tintin, el periodista, aventurero, e investigador que todos quisimos ser cuando éramos pequeños... ¿Todos? Bueno, quienes tuvimos la fortuna de estar cerca de él y sus proezas, en los lejanos años ochenta, cuando tenía algo así como 8 años y vivía en la Ciudad Luz, París.  ¿Me acompañas?

1. El contexto

El primer cómic de Tintin, "Tintin chez les Soviets", de 1929 es una sátira que buscaba desacreditar a los rusos comunistas. Es su primera carta de presentación que le genera gran éxito. Para 1949, Hergé, su creador, en plena posguerra cuenta ya con un gran equipo que le acompaña en el armado de sus libros. Nota curiosa: después de la Segunda Guerra Mundial, lo acusan de haber trabajado en un diario manejado por los alemanes durante la ocupación. Es enjuiciado y sale victorioso, sin acusación.

La mayor parte de los libros de aventuras de Tintin se hará durante esos años y hasta 1960. Hergé y su equipo se documentaban mucho para hacer las historias: novelas, diarios, noticias, etc. Las personas de mi generación leíamos a Tintin aproximadamente en 1980, cuando teníamos unos 8-12 años de edad. Es un personaje obligado para los franceses de esa época y aunque creo que se ha dejado de leer como antes, aún tiene su público. En 1980, las historias de Tintin tenían al menos 25 años, pero se sentían muy actuales y estoy seguro que miles –o millones– de niños quisimos ser como él. 

Aquí abordo un tema que me apasiona: los imaginarios. ¿Qué tanto nos influyó el héroe y otros personajes en nuestra formación personal? ¿Cuánto nos sentíamos identificados con el personaje? ¿Qué tan importante es en el imaginario francés y europeo? Para mí fue muy central. Siempre quise, a mi modo, ser ese descubridor, viajero... es más, tengo un texto inédito que se llama "Las aventuras de Vaguito y su mascota", que es básicamente un intento de refrito de Tintin. Para mí, uno de sus valores centrales, era la solidaridad.

- Estamos en grandes problemas
- Sí, es cierto... pero es bueno saber que Zorrino se haya salvado al menos. 

2. Lectura adolescente

A mis 17-18 volví a Francia, aunque siempre tuve más o menos acceso a bibliotecas con libros de Tintin (yo solo tenía un par). Se publicaron en español y también los conseguía de amigos franceses. Recuerdo que en Paris pasaba horas en la FNAC (una librería-tienda de electrónica maravillosa) leyendo Bande Dessinée (cómic, en francés). Sí, me gustaba regresar a Tintin, pero ya había otros, muchos, decenas, de nuevos autores, más modernos, más juveniles. Igual, confieso que lo leía tanto como podía porque me gustaban sus historias de elucidar misterios, viajar por China y saber del opio; por el Congo y leer de los gobiernos títere; América y los gángsters; Sudamérica y las revoluciones fallidas, y operadas por empresas bananeras o petroleras. Era la oportunidad de preguntarme si lo que aparecía ahí estaba bien documentado o no. Me sorprendía que Hergé nunca hubiera salido de Bélgica, y sin embargo, eran oportunidades para aprender. Jamás cuestioné gran cosa durante mis tiempos de "joven", incluso ya entrado en los veintes. Recuerdo que una amiga de mis padres me decía: "Tintin está bien, pero ya es tiempo de que pases a otras lecturas" y me regalo cómics de la historia de la revolución francesa, por ejemplo. Yo no entendía porqué Tintin ya no era tan "accurate" o preciso. 

"-El Inca, el Inca... Habría entonces todavía un Inca en nuestra época? Es increíble!
-Los blancos ignorar, señor. Solamente tú saber, ahora"

3. Lectura Adulta

Ya que estamos en un texto de confesiones, lo declaro: sí, todavía leo Tintin. Tengo archivos digitales en español, en francés, y unos cuantos libros impresos que me han acompañado en mis mudanzas. Algunos estuvieron guardados por años en cajas. Es más, tengo cómics más infantiles todavía: Pif, Rahan, Placid Et Muzo, Léo, Leónard le génie, Lucky Luke, y por supuesto, Asterix. No solo fueron grandes herramientas para regresar al francés (incluso para algunas de las clases que di), sino que también me entretienen cuando quiero lecturas rápidas, desde el corazón, que me evoquen otros tiempos y otros mundos. Sin duda la lectura es un hecho cultural, y por supuesto, emocional. Así como mi hermana veía películas de Fellini y se sabía los diálogos, a mí me pasa con Astérix o Tintin. Leer, en estos casos, es un tema de nostalgia, de reminiscencia... de escape de la realidad. 

Entre la fantasía y la novela histórica: "Las 7 bolas de Cristal"

4. La lectura del investigador: el análisis crítico.

Como nada puede ser perfecto, uno siempre regresa al origen, pero con más herramientas. Bueno, seamos sinceros: algunos se quedan con las mismas toda su vida. En mi caso, después de haber estudiado una carrera administrativa que me pudo dejar ahí –con algo de dinero pero escasa mirada crítica– me fui hacia la conservación de la naturaleza, y viajé como si fuera Tintin, aunque confieso que jamás detuve a un malhechor o golpeé a un bandido. Luego me fui hacia las Ciencias Sociales y conocí muchos nuevos y grandes héroes o amigos: algunos de carne y hueso, otros de papel. Sin ellos, mi mundo no sería el mismo, o más bien: sería el mismo: me habría conformado con ser poco crítico, escasamente cuestionador, y fácil de convencer.

Y aquí entró lo bueno: un día hice una breve crítica del "Chavo del ocho" con un amigo que no tenía una visión de análisis del discurso. Me llamó mucho la atención su sorpresa cuando fuimos "más allá" de lo obvio, de lo visible, del gag idiota y risueño del "shakeaspearito" (o Chespirito) para profundizar en los elementos del barril, la vecindad, el profesor, etc. Ahí se dio cuenta que Televisa sí tenía un fin más allá del entretenimiento.

Algo similar pasa ahora con Tintin, y con estos dos puntos cierro mi texto:

I. Imaginarios: Sucede que uno podría quedarse con la historia de Tintin el aventurero y tener buenos recuerdos. Ok, muy bien. El problema es que se perdería de mucho: dejaría de preguntarse cómo Tintin influyó en mentes jóvenes como la mía (o la de mis compañeros de clase en Francia), y si contribuyó a formar el ánimo viajero de los franceses. Hace años, hablando de imaginarios, un amigo francés me dijo: "Claro, nunca había caído en cuenta, pero hasta antes de venir acá, para mí, Sudamérica era Tintin y los Picaros. ¡Eso me influyó mucho para venir!". He confesado mi respeto por sus valores en mi niñez, pero estoy convencido de no ser el único. A raíz de esto, ¿has pensado cómo lo que ven tus hijos o tú mismo influye en su/tu imaginario? ¿Has reflexionado qué imaginario te construyó a ti?

II. El discurso: OK, todo bien con Tintin aventurero, pero ¿qué hay de los estereotipos que presenta? el chino debilucho que se deja golpear, los guerrilleros latinoamericanos que corrompen y son corrompidos, los peruanos/latinos que habitan un idioma gramaticalmente incorrecto, como si el que hablase un perfecto español (o francés) fuese el viajero, y no el local: "Yo saber, señor. Tú recordar vagón desprendido. Tú haber tenido mucha suerte esa vez... pero tú no siempre tener suerte... Tú escuchar a mí: Tú no irte" [Y Tintin respondiendo] "Yo agradecer a ti, pero yo partir de cualquier forma":


"[...] Usted le declara la guerra al Nuevo Rico, se anexa los terrenos petroleros y su país se queda con el 35% de las ganancias de nuestra sociedad. De ese 35%, el 10% es para usted..."


Sí, el discurso, analizar el discurso, leer entre líneas. En "El Templo del Sol", Tintin, a punto de ser sacrificados él y sus amigos (claro, los arcaicos peruanos que sacrifican a los extranjeros), descubre en un periódico viejo que habrá un eclipse en unos días, y al más puro estilo del "Yanqui en la corte del Rey Arturo" (de Mark Twain), los sorprende ordenándole al sol ocultarse y los Incas, 
adoradores del sol, con sus milenarios conocimientos, no tenían ni idea del eclipse. O sea, Occidente siempre sabe más que el resto del mundo... pero no solo eso: cuando ha llegado el momento de romper el maleficio que los incas impusieron a los expedicionarios que se llevaron una momia a Francia (cualquier parecido con un penacho, estatuas griegas, sarcófagos egipcios, oro de América, es pura coincidencia) , Tintin les explica que lo hicieron con el único ánimo de "dar a conocer las riquezas de su civilización" (ahora sí es civilización).

"-Hay, en mi país, 7 sabios que sufren por tu culpa. Sin importar la manera en que los tengas en tus manos, te pido que termines su tormento.
-Esos hombres vinieron aquí como hienas, para robar las tumbas y saquear nuestras riquezas sagradas. Eso hombres merecen el castigo que les reservé.
-No. Esos hombres no vinieron a saquear, noble Hijo del Sol. No tuvieron más ambición que dar a conocer al mundo entero sus tradiciones seculares y la riqueza de su civilización..."


Pero en fin, no todo es pensamiento occidental sobre "El Sur". Al menos hay un belga conservador que sí hace uso de su empatía: "¿Y por qué no dejan a esas personas tranquilas? ¿Qué diríamos nosotros si los egipcios o los peruanos vinieran para acá, a abrir las tumbas de nuestros reyes, eh, qué diríamos nosotros?" "Efectivamente", dice Tintin. 


Hasta aquí la vieja historia de los mundos que se encuentran con "El otro" (¡lean a Todorov, por favor!). Estereotipos que se crean, se confirman, se rechazan y se reconstruyen... por eso hay que mirar siempre con detalle, porque no hay discurso que no tenga su carga oculta y de eso se trata: no de ocultarlos o vetarlos, simplemente de entenderlos desde donde vienen. Cierro con el recuerdo de un texto que me compartió mi amigo Blake sobre el trabajo de Walt Disney en la posguerra, con su película "Los Tres Caballeros", financiada por la CIA: el chiste era dar a conocer América Latina y generar una cercanía con USA... cosa de no perder la esfera de influencia en plena Guerra Fría. ¿Mala leche? ¿Intereses económicos? ¡No, no... solo el Pato Donald y sus amigos viajando!

¡Buena semana!

Blake

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