
Bauman comienza por recordarnos que hemos pasado de una modernidad sólida a una en la que todo cambia, todo fluye y nada es estable: debatimos la idea del Estado-Nación, criticamos a los que se quedan, nuestras relaciones son fugaces, vamos por el mundo saltando entre trabajos, etc. Es la modernidad líquida: los capitales cambian de país y el Estado pierde pie... Hasta la identidad: "La búsqueda de identidad es la lucha constante por detener el flujo, por solidificar lo fluido, por dar forma a lo informe" (p89).