Este blog se quedó estático hace más de una semana. Y es que el suceso no fue menor: reminiscencias de adolescente, una tarde de amigos, unas cáscaras de mezcal, una moto, una billetera vacía. Las ganas de bailar. Corcholatas de cerveza y su contenido. Big bang. Caos, gente en el suelo, moto llantas arriba, ambulancia, temblores, gente ayudando. Amigos, policía, reporteros. Oaxaca. Somnolencia y celular aprisionado en mi mano, como si fuera el único medio de comunicación con el mundo. Hospital.
¿Estás bien? No, estoy mal, pero lo suficientemente vivo como para darme cuenta de la estupidez. Mezclar las cosas del primer párrafo te lleva al sanatorio y eso si por fortuna traes casco. Si no, es posible que no hubieras llegado más lejos en cuerpo -y sí en alma-. Por fortuna. Por esa complicada lógica de lo causal.