Siempre que escribo un post empiezo con un título, luego pienso, lo cambio, lo analizo. Siempre pensando en el lector o en los dichosos algoritmos. –¿Quién lo leerá? –Me pregunto. A veces me digo que puede caer en manos de una familia cristiana o de un adolescente tejano. Tal vez de Nadie, como Ulises con el Cíclope.
Escúchalo aquí en lugar de leerlo, pero revisa la canción bonus abajo.
En los últimos tiempos he pensado que a estas alturas de la vida, uno simplemente debería dejar que los textos salgan y vuelen solos. Tengo días pensando que todos tenemos muchos perfiles distintos: el de Feisbuk, el de Tuiter, de LinkedIn... ¡Hay quienes tienen hasta dos en cada red! Y luego está la vida real: perfil de papá, de amante, de empleado, futbolista... ¡Cuánta mentira!
Así es como he decidido hacerme uno que cruce todas esas burbujas. Finalmente quien me conoce de profe, me verá en una fiesta o discutiendo política; mis clientes y aliados tendrían que saber que voy por la izquierda, sin generarse falsas expectativas: consulto, trabajo, escribo y he hecho cosas que no quería realizar. Por eso en estos tiempos ya voy decidiendo con quién quiero trabajar.
En honor a la verdad, diré que más de las ocasiones que parece, me dirijo el texto a mí mismo. Escribo como terapia... En este blog eres parte de mi catarsis.
Pero, ¿cómo me volví hippie y posmoderno?
Lo atribuyo al viaje. En mi libro de la peripecia en moto, rindo tributo al Nexus 6, Roy Batty que viajó por lugares del espacio exterior y sabe que cuando muera, mucho de lo que vio se perderá en su memoria. No, no lo digo con el sentimiento de presunción, sino con tristeza: la gente que conocí, esos personajes, los olores, los miedos, las emociones, sonrisas, tragos, discusiones, todo eso... ¿Lo logrará vivir alguien que haya nacido en el año 2000?
Hippie y posmoderno, porque la gente se carga de cosas en el transcurso de la vida. Unos son incapaces de dejarlas en su vejez y ahí van, arrastrando la silla, los muebles, las fotos, la ropa, los recuerdos, cual caracol que carga con la casa y sufre moviéndose, pero sin fuerza para afrontar al destino. Yo, por el contrario, me vacío, siempre dispuesto –cada vez más– a partir con mi baúl (lo único que me acompaña desde la niñez), al próximo destino.
No echo raíz. El mundo es mi camino.
A veces solo creo que las raíces son un invento,
que podemos vivir del aire.
Ora soy el que reparte flores en una camioneta refrigerada, con ridículo chaleco de cuadros en pecho.
o un habitante de los parques de Palermo, donde camino con desenfado por los espacios arbolados.
Me identifico con el vendedor de artesanías del mercado de Pisac,
igual que con Flora Tristán, que recorre el Perú en busca de un lugar en su mundo.
Soy también Neil Peart, el Ghost Rider sin destino final.
Un nómade de Chatwin o una copia burda de Borges, esperándose a sí mismo en una banca de la Recoleta.
Un ser hecho de viajes.
Lo triste es que tú, Centennial, no puedas serlo también. Se acabó la era de los viajes...
Espera... Tal vez no.
¿Y... si uno que sobrevivió la Peste Negra también lloriqueó que el mundo nunca más sería el mismo?
Igual, la vida se le acabó, porque la muerte se lleva a sanos y enfermos, pero vivió para contarlo.
Seguro no se enteró que hoy viajamos más, somos más libertinos, más polígamos, más inconscientes; envidiosos sin más, y que ochocientos años después acumulamos como antaño, y seguimos midiendo la riqueza en cosas guardadas.
Somos los mismos medievales que no murieron de Peste Negra.
Tal vez hoy no es un parteaguas, sino tu miedo del día. Mañana, después de que mueran diez millones y hagamos el luto, los olvidaremos también. O nos olvidarán a nosotros y seguirán.
Quedarán Siete mil cuatrocientos noventa millones de humanos pseudo racionales. Ya alguien dijo que esto no es una guerra: en una guerra jamás sobrevive el 99.4%
Seguiremos enclaustrados en nuestros prejuicios: chiquitos, finitos, cortoplacistas. Ni a cien años logramos llegar.
Así se hace uno Hippie y Posmoderno: saltando burbujas. Saliendo del jardín, cruzando la esquina de casa, dejando el barrio y diciendo adiós. Leyendo lo que cae bajo la manga, desechando sus propias ideas, escuchando a cualquier saltimbanqui o juglar, a los arribistas, brujos, magos, soñadores, idiotas, políticos, profesores, teóricos de la conspiración –o de la liberación–, escritores, cineastas, músicos, actores... A todo el que tenga algo que decir.
Escuchando...
Pensando...
Quemando los barcos, rompiendo el boleto de vuelta, quemando un billete.
Olvidando.
¡Qué pena que no lo entiendas, que no lo sientas, que no te atrevas!
Está bien. Prefiere tu espacio. Ahí se duerme seguro. No tendrás patas de gallo, morirás de viejo y en tu cama. No te romperás, no pasarás hambre, ni frío, ni horror, o náuseas.
Lo que sí te puedo asegurar es que aún así, seguiremos compartiendo algo: el vacío de la muerte y la triste sensación de ir perdiendo amigos como se pierden soldados en la guerra... porque de eso, aún no hay pruebas de que alguien se haya librado.
"Ding-dong": Amables pasajeros del planeta 3, el viaje siempre continúa. Con o sin nosotros.
Bonus
Anoche y esta mañana me vi de jalón los tres episodios de Historias Extraordinarias, de Mariano Llinás. Sublimes reflexiones, mágica narrativa: tres historias que se tejen como se hace un sombrero de palma. Para tu fortuna, está disponibles en YouTube de forma completamente gratuita. Te dejo el link a la primera, pero en automático aparecerán la 2 y la 3. No te las pierdas y viaja al menos en el cine... que eso es lo que nos queda en abril de 2020.
Te dejo mi canción favorita de la película: una especie de Cantor del Sur, de Atahualpa, pero en versión sin raíz.
The Lucky Song / Chwojnik - Llinas
So long ago I lived by the road
and horsemen would come and horsemen would go
and the old ones would say
"Child, some day you'll grow
and the road will take you away"
"So child farewell,
cause you're born with the spell
of roaming your life away"
So I took my bag
did not bother good bye
then I could not know I shall never come back
And I shred every way
night by night, day by day
I recalled what they used to say:
"My child farewell,
cause you're born with the spell
of roaming your life away"
7 seas I've gazed
Every river I've traced
There is no land so distant
that I shouldn't have fled
Times I've been alone
just myself and the road
and the starry sky above
Said "Friend, farewell
cause you're born with the spell
of roaming your life away"
Said "Friend, farewell
cause you're born with the spell
of roaming your life away"
Then I tried settling down
with I lady got bound
I was worried I'd reckon
of wandering around
by then she came to know
I was meant for the road
so she kindly opened the cage
She said "laugh farewell
cause you're born with the spell
of roaming your life away"
Now I'm getting old
and the season is cold
all the places I've been
I can reckon no more
and when it comes my time
by the road I should lie
with no burier but these words:
"Here he lies
he farewelled
he was born with the spell
of roaming his life a well"
"Here he lies
he farewelled
he was born with the spell
of roaming his life away"
Comparto tu sentir Sam, la vida de hoy en adelante jamás será igual... es más me atrevo a decir que la vida, ya no era vida. Era una anormalidad vivída con total normalidad, sin un sentido verdadero, un destino, con una intensión, ni verdad.
ResponderBorrarGracias por compartirlo y me echaré esa movie para después pinpocompartir jajajajajaja.
Te abraza
Gallo
Tsssssss....saludos, mi Gallito!! Sí, checa la movie. Te vas a divertir y te va a gustar. Pero tampoco dejes de ver La Flor. Por ahí he feisbukeado al respecto. Abrazo, mi carnalito!
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