La lista podría seguir, pero es irrelevante: lo que quiero contar es otra cosa. Ayer fue un día muy afortunado, no sólo porque cerró un ciclo que inició más de cuatro años y medio antes, sino porque abrió nuevas oportunidades y reunió -virtual y físicamente - a muchas personas en torno a un evento.
La defensa de tesis comenzó en punto de las 10 AM, incluso un par de minutos antes. La sala, con sus sillones terriblemente vacíos, a no ser por el jurado y dos invitados más, se sentía sola. ¡Un momento tan importante y yo, con el auditorio más vacío de mi historia! Poco a poco, mientras contaba mis aprendizajes como doctorante y describía la tesis, llegaron otros amigos y al final tuvimos el quórum de una excelente media docena de participantes. Qué fortuna que esto de las defensas esté subsidiado por el gobierno, porque si no, habría aún más doctorantes en la quiebra. Tal vez si hiciéramos un poco de mercadotecnia y... No. Olvídalo.