México es una nación adolescente: hace apenas doscientos años que somos país y no más de sesenta años que la mujer tiene derecho al voto, es decir, que todos los mexicanos mayores de dieciocho años podemos participar en la elección de nuestros representantes de gobierno. Comparado con los 718 años que tiene de existir la Confederación Suiza (fundada en 1300), hasta me atrevería a decir que somos unos niños, pero el asunto es que ya podemos tomar decisiones y más o menos navegar solos por el concierto de las naciones. Somos entonces un país joven que, ante el cambio político de 2018 se encuentra de nuevo frente a un reto. Quiero explicar por qué creo que tenemos que ir por el centro.
[Desde 2006]
Bienvenidos a mi mundo de sueños, de fotos y de escritura.
Este blog ha pasado por muchos cambios y este año festeja 15 años.
A los 48 años, los sueños de escritor tienen que comenzar a cumplirse...
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24.7.18
[Ensayo Político] México, 2019
Ante la andanada de información que circula en las redes en el tiempo previo a la toma de poder de parte de López Obrador, me interesa hacer algunas reflexiones. Este comentario forma parte de mi seguimiento al proceso electoral, del que hice ya dos post. En el primero hablaba de un momento complejo en el que teníamos una sola tarea: votar, antes que promover a algún candidato. En el segundo hice un recuento de lo que ví como representante de partido en una casilla. Hoy parto de lo que veo y escucho a mi alrededor, para esbozar cómo me imagino los dos o tres años siguientes.
2.7.18
[Ensayo] 2 de Julio, 2018, casilla 525 contigua, Oaxaca. Relato de un día de elecciones.
Mientras hoy todos hacen sus cartas a Santa Clos Obrador, yo quiero contarles lo que pasó ayer en una casilla, la 525 contigua, ubicada en el barrio del Ex-Marquesado, en la ciudad de Oaxaca. No les hablaré con fervor político, sino con pasión ciudadana. No les contaré lo que ya saben, acaso trataré de describir lo que muchos habrán vivido y me gustaría que no dejáramos ir de nuestra memoria.
6:45 AM
Me despierto después de una fiesta que debió terminar a las 8PM pero se prolongó hasta las 3. Estoy cansado pero tengo la responsabilidad de llegar a las 7:30 para observar el proceso de apertura de casilla y representar al partido que me invitó a ser parte de su ejército de vigilantes. Fui invitado unas cuatro semanas antes y con escepticismo animado (válgaseme el oxímoron de la complejidad humana) dije que sí, que apoyaría el cuidado de casillas. Nuestra capacitación fue como un sándwich de escuela: una embarrada de ley-mayonesa, una rebanada transparente de procesos electorales y un chile en vinagre de actas de incidencias. No sabíamos muy bien qué esperar.
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