En diciembre pasado, cuando la vorágine del fin de año se apropiaba de todos y cada uno de nosotros, recibí este texto de una persona que tuvo la suerte de estar en Cuba cuando Fidel murió. Esto es lo que se puede llamar suerte, audacia, fortuna o causalidad, pero llámesele como se le llame, es algo que todos podemos aprovechar. El texto es más que bueno. Combina la emotividad del acto de la muerte con la historia personal de alguien que ha vivido Cuba desde corta edad: por cercanía histórica, por historia familiar y seguramente por interés personal.
Este es el relato de Guillermo, alguien como tú y como yo, que tiene la oportunidad de trabajar mientras viaja. Los oficialistas y bien portados dirían que es al revés, pero si tú, como yo, eres de los que disfrutan más del viaje que del trabajo, entonces lo comprenderás. Al fin y al cabo hay cosas en las que el orden de los factores no solo altera el producto, sino el sentido de la vida.
Nuestro escritor invitado simplemente se fue a trabajar y de la nada, mientras sobrevivía el calor de Santa Clara mirando la plaza y sus jóvenes, se encontró con el bullicio que genera una noticia como la que podría dar CNN en la oscuridad nocturna: "Fidel Castro dies at 90..."
Y de acá en adelante, te dejo que leas su historia en persona. Fotos, personajes interesantes, recuerdos y memorias... en fin, todo lo que puede tener un buen relato de un momento único en la vida.
Solo da
clic acá y continúa con la lectura. Por supuesto, se reproduce y presenta en este blog con la debida autorización del propietario, el señor don Guillermo Rodríguez S. y la solicitud de que si lo vas a retomar, hagas la cita de quién lo escribió.
Buen viaje!
PS: La foto acá utilizada es de Ian Wilkinson.