Una amiga muy querida me invitó hace meses a acompañarla en su proceso (¿psico-?) doctoral. Para mí ha sido de enorme gusto, pues como no trabajo hasta el momento en ninguna universidad, me permite retornar a ese momento de mi vida en que leer tomaba más tiempo que la suma de cualquier otra actividad. Hace unas horas hablábamos del cansancio y hartazgo de leer. Me hizo pensar en un proceso que presento.
El asunto con el doctorado de otros es que me hace pensar en esos tiempos cuando podía crear y pensar en cosas que iban más allá de la búsqueda diaria del alimento para sobrevivir. Si hablamos de evasiones, el doctorado siempre fue una de las mejores.