Soy de esas personas que aman complicarse la vida: si hay forma de hacer lo mismo de todos los días, siempre elegiré intentar otra manera. Cuando me piden que haga una presentación similar a la hecha semanas atrás, encuentro la manera de buscar más datos e integrar cosas nuevas. Si hay dos caminos, uno pavimentado y plano, y el otro lleno de bordes, terracería y sinuoso, lo más probable es que elija ése.
Si me mandas a La Patagonia, me iré en moto; y si quieres que vaya a Europa desde México, con probabilidad lo haré vía Filipinas. No puedo nada contra ello: soy un ser de viajes.
Hace varios meses, mientras iba del centro de país hacia Oaxaca tuve un "Eureka", de esos que casi te hacen pararte para buscar hoja (servilleta, diario, boleto de autobús o cualquier pieza en la que se puedan poner letras) y sentarte a escribir. Como no tenía forma de detenerme por asuntos de tiempo, decidí usar las notas de voz de mi celular y hablar mientras conducía, grabando así mi último invento. Huelga decir que no se escuchó nada por el viento, pero al menos eso me hizo guardar varias ideas en la mente que discutí inmediatamente con el equipo de Mi2U: