Normalización
Cuentan Lash y Urry, en Economías de Signos y Espacios (2002), que cuando apareció el pasaporte que llevaba la foto de identidad, por ahí de los años 1900, la gente se quejó amargamente del control social, cuando antes usaban simples salvoconductos escritos.
En 2011, después de los "ataques" en las Torres Gemelas (un misterio aún sin elucidar), se hizo común que nos quitaran los zapatos en los controles aeroportuarios, los cortauñas, las máquinas de afeitar y hasta la pasta de dientes. Poco tiempo después hicieron pasaportes biométricos y aunque hay quejas, hoy hasta permitimos que nos revisen las redes sociales para entrar a Estados Unidos.
Foucault, Orwell, Bradbury y muchos escritores o sociólogos han denunciado que el control social es cada día mayor. Bauman advirtió que estamos más enclaustrados que nunca, que estamos generando más desigualdad con nuestros barrios y edificios residenciales hipervigilados; con escuelas y hospitales privados. Para 2060, dice la OCDE, viviremos una inequidad rampante y bajo una segregación absoluta, nada distinta a los escenarios de Blade Runner o Children of Men.