Hace no muchas semanas hice un post sobre Satanás, de Mario Mendoza, una novela perturbadora en muchos sentidos. Ahí también ligué una entrevista al autor en la que cuenta que uno de los escritores preferidos es Alonso Cueto, un peruano. Por supuesto, tejiendo red me fui hacia Cueto, sabiendo que en el Perú dejé parte de mi corazón. Va la reseña de mi viaje literario.
Es increíble cómo uno olvida que sabe muchas cosas bien específicas: viví en Perú cuatro años y durante ese tiempo pude escarbar, caminar, descubrir y husmear por cientos de rincones. Tuve la fortuna de tener grandes maestros que me mostraron de qué estaba hecho el país y cómo ha sido tejido por millones de almas y miles de años. Por supuesto que lo amo, por supuesto que también me di el derecho de aborrecerlo y de criticar a sus políticos. Más de tres años te hacen pequeño ciudadano, aunque aún no comprendas todo.